La acumulación de nieve es un espectáculo maravilloso de la naturaleza. Sin embargo, entrañan un riesgo de sobra conocido por quienes viven entre montañas. Un alud o avalancha se produce por causas diferentes y, si bien pueden ser imprevisibles, hay algunas pistas que nos pueden indicar su desencadenamiento. Además de contar con información meteorológica actualizada, conviene saber qué es una avalancha de nieve para no provocarlas y ponernos en peligro.
Cómo se produce una avalancha de nieve
Las avalanchas deben cumplir con una serie de condiciones para que tengan lugar.
La primera de ellas es que grandes cantidades de nieve caigan sobre una pendiente pronunciada. Después de esta obvia circunstancia, hay diversos factores que causan las avalanchas de nieve. En líneas generales este fenómeno se produce cuando las capas de nieve se ven alteradas por diversos motivos. Estas diferencias en composición y textura provocarán que las capas se deslicen una sobre otras. Los cambios de temperatura y de climatología como las tormentas de nieve, lluvia y viento son bastante determinantes. De igual manera, hay que tener en cuenta la orografía, la inclinación del terreno y su adherencia, la vegetación e incluso la acción humana. Todos estos condicionantes permiten conocer qué es una avalancha de nieve y predecirla.
Existen distintos tipos de avalanchas, los cuales se analizan dependiendo de las capas que forman el manto níveo. Estas capas, al igual que os anillos de los troncos de los árboles, son verdaderos archivos que registran los diversos fenómenos meteorológicos y sirven para revelar cómo se produce una avalancha.
- La avalancha de placa es uno de los aludes más típicos en laderas con una inclinación entre los 25 y 45º. Se produce cuando la nieve fresca empieza a derretirse y se forman placas de hielo. Una nueva nevada enterrará estas placas, creándose una falta de cohesión entre la nieve fresca y el hielo. De esta forma, en el interior del manto de nieve existe una sobrecarga en la que la placa primaria actúa de rampa sobre la más reciente. Un pequeño movimiento a distancia de un esquiador o una nueva nevada pueden originar que una placa se desprenda y comience el alud de placa. Este es una de las avalanchas más habituales en la estación invernal.
- La avalancha de fusión o avalancha de nieve húmeda tiene lugar al final del invierno y la primavera. Por su lógica, este tipo es el que más responde a la idea popularizada sobre qué es una avalancha. Las temperaturas suben después de los rigores invernales y, por ello, la cantidad de agua en el manto níveo aumenta. Después de los 0ºC, la capa en contacto con el exterior empieza a derretirse e inunda de agua los estratos inferiores de nieve. Todo esto altera la estabilidad de las capas, que se desprenden a la más mínima sobrecarga. Dado que este fenómeno es progresivo, este tipo de avalanchas es más lenta y más previsible que otras. No obstante, cuando el agua derretida llega a la parte más profunda del manto, la avalancha de fusión puede acelerarse al convertirse el terreno en una superficie muy resbaladizo. Al igual que el incremento de la temperatura provoca la avalancha de nieve húmeda, la lluvia también puede incidir en este tipo de aludes.
- Avalancha de nieve reciente o nieve polvo. Tal y como indica su nombre, esta avalancha se ocasiona tras nevadas intensas. La avalancha de nieve reciente es muy destructiva y puede llegar a alcanzar velocidades de hasta 300 km/h. Saber qué es una avalancha de nieve polvo tiene relación directa con los cristales de nieve. Esta gran cantidad de partículas no han tenido suficiente tiempo para cohesionarse por lo que pueden incitar a un alud.
En Andorra se trabaja de forma permanente en la prevención de avalanchas de nieve y, de forma particular, debemos destacar la seguridad que ofrece Grandvalira en ese sentido.
En cualquier caso, conviene consultar el parte meteorológico permanentemente y respetar las normas para no tener que enfrentarnos a este potente fenómeno que puede poner en riesgo nuestra seguridad.