La nieve es un medio tan bello como particular. Todos, más o menos acostumbrados a ella, sentimos una sensación especial al caminar sobre este manto blanco. Pero no es fácil hacerlo según las condiciones y circunstancias. En ocasiones, cuando prevalece el hielo, la superficie resbala y caminar sobre la nieve es dificultoso y hasta peligroso sin calzado adecuado; otras veces, es tan copiosa y blanda que nos enterramos hasta las rodillas.
Por suerte, los seres humanos idearon hace mucho tiempo un sistema que aún hoy sigue vigente, con nuevos y mejores materiales. Aquí te explicamos cómo andar con raquetas de nieve y todo lo que tienes que saber para disfrutar de esta maravillosa alfombra invernal.
¿Por qué se utilizan raquetas para andar por la nieve?
Los seres humanos aprendieron bien pronto a moverse por la nieve y aprovecharon su ingenio para recorrer grandes distancias sin hundirse en ella. Se supone que las primeras raquetas de nieve datan de 4.000 años antes de Cristo y fueron ideadas por pueblos de Asia Central, inspirados en las patas de algunos animales.
Moverse con raquetas de nieve permite dominar un medio que no es el natural para el aparato locomotor del hombre. En los países escandinavos, se desarrollaron los esquís para cumplir esta misma función, mientras que las raquetas llegaron a Europa en el siglo XVIII. Hoy día se usan de manera lúdica y deportiva, para disfrutar de la sensación de caminar apegados a la nieve, en sendas de montaña sin acondicionar o para cubrir tramos de ascenso.
¿Qué tipos de raquetas de nieve hay?
Antiguamente, se utilizaban raquetas de lágrima, así llamadas por la forma de este dispositivo. Originalmente eran de madera y servían de superficie de apoyo adherida a la bota con cordones y amarres. Las canadienses, por su parte, replicaban este mismo sistema, pero eran más largas, cerca de un metro.
Hoy día las raquetas de nieven están más estandarizadas, aunque hay variantes dependiendo la edad, el sexo, el peso o el tipo de actividad que vamos a realizar. Las raquetas modernas para la nieve se confeccionan en plástico o aluminio, con fuertes fijaciones que permiten una manera de andar más orgánica.
Destacamos tres tipologías de raqueta, dependiendo del tipo de actividad:
- Senderismo. Son modelos más ligeros y de mayor flotabilidad pensados para paseos o caminatas por terrenos llanos y con poca pendiente. El agarre es menor.
- Snow Trail. Si se trata de correr por la nieve, existen raquetas más estrechas, flexibles y ligeras.
- Montañismo. Los montañistas utilizan por tramos raquetas de gran agarre, con crampones, que impiden resbalar en pendiente.
Pero veamos, a continuación, algunos consejos para elegir las mejores raquetas de nieve:
- Ten en cuenta la actividad. Depende de si vas a hacer senderismo o paseo, trail running o senderismo alpino o técnico, necesitarás una raqueta u otra. Consúltalo con los expertos de tu tienda de deportes favoritas y lee con atención las indicaciones del fabricante si las compras por internet.
- Ten en cuenta tu peso. La horquilla habitual se divide entre niños (hasta 40 kg), polivalentes (hasta 100 kg) y pesos pesados (hasta 120 kg).
- Ten en cuenta el material. Las más barata son las de plástico o polímeros, pero tienen el riesgo de romperse fácilmente con las bajas temperaturas. La gama media está hecha con plásticos composites, más ligeros y resistentes y la gama superior se fabrica con materiales duraderos como el manganeso o aluminio.
Cómo prepararse físicamente para una jornada de raquetas de nieve
Aunque podemos echar a andar con raquetas de nieve sin ninguna preparación específica, ya que el sistema es sencillo y replica bien el caminar sobre tierra, un nivel físico adecuado permite disfrutar de largas distancias o una exigencia mayor en una jornada de deporte y disfrute. Cuanto mejor es la condición física, menos riesgos habrá de lesiones.
Una buena rutina de ejercicios en casa y los estiramientos previos serán suficientes para lanzarnos a disfrutar de la nieve con garantías. A la hora de prepararte, ten en cuenta que practicar esta actividad implica una exigencia cardiovascular, sobre todo si caminamos en desniveles. Las raquetas obligan a un tipo de zancada en la que necesitaremos levantar más la pierna, como si subiéramos pequeños escalones.
En este ejercicio se trabajan los cuádriceps, gemelos, femorales y glúteos; a su vez, ejercitamos brazos, que sirve de apoyo con los bastones, lumbares y abdominales.
Equipo y accesorios esenciales para la práctica segura del andar con raquetas de nieve
Ya hemos hablado del tipo de raquetas de nieve que necesitaremos dependiendo de la actividad que pensemos realizar. No se diferencian mucho unas de otras, excepto en el tipo de agarre y las dimensiones. Junto con las raquetas, son fundamentales unos bastones que nos asistan en la zancada.
A partir de ahí, el material y accesorios son los mismos que nos pueden servir para la practica del esquí alpino o de fondo y el snow: prendas térmicas, gafas de sol para evitar la reflexión de la luz solar, botas de montaña que se adapten a los fijadores de la raqueta. Y, además, todos los gadgets que se te ocurran para hacer la jornada más completa.
Técnicas básicas para caminar correctamente con raquetas de nieve
Si tu idea es caminar en terreno llano, lo fundamental es tener en cuenta algunas nociones sencillas como mantener desbloqueado el agarre del talón, caminar con las piernas un poco más abiertas de lo normal y subir más la pierna que si caminaras en la calle. Esto es así para evitar que las puntas delanteras vayan clavándose en la nieve y obstaculizando la marcha. El movimiento de los brazos con los bastones debe ir coordinado con el de las piernas.
En subida, dependiendo del desnivel, habrá que exigirse más con los bastones, que pueden ser más cortos en pendientes más grandes, y podemos progresar en zigzag. Necesitaremos un mayor esfuerzo en el impulso y si la pendiente es elevada y la nieve está dura, es el momento de pasar a los crampones.
En todos los casos, planifica bien la ruta, sigue las indicaciones de las sendas marcadas para trayectos de raquetas de nieve, mantén la atención a tu entorno, fíjate en los obstáculos inmediatos como resaltes y agujeros y sigue las huellas de quien te precede, sobre todo si es un experto o un guía.