Andorra es bella pero también vieja. Así se traduce al español el término vella, Andorra la Vieja, llamada así para distinguirse del Principado de Andorra en su conjunto. Un lugar de tradición y antigüedad, pues la ciudad es capital desde 1278, cuando se establece oficialmente el Principado. De hecho, como veremos más adelante, uno de los parlamentos más antiguos de toda Europa se encuentra en esta ciudad de gran personalidad.
Un enclave curioso y original que merece la pena conocer. Por historia, ubicación y sus distintos atractivos, visitar Andorra la Vella es un acierto.
¿Qué no hay que perderse en Andorra la Vella?
Lo primero que se recomienda hacer en la capital de Andorra es dar un paseo por su centro histórico para estirar las piernas y tomarle la medida al lugar. No olvidemos que se trata de la capital más alta de Europa, a más de mil metros de altitud, lo que le confiere ya una identidad propia.
De ahí que en primavera y verano pasear por ella sea una bocanada de aire fresco, puro, un placer en sí mismo, sobre todo en un momento en que las olas de calor hacen complicada la vida del turista.
Centro histórico
Destaca por su notable presencia de edificios históricos, de piedra, entre los que sobresale la Casa de la Vall, erigida en el siglo XVI y considerado uno de los parlamentos con más tradición de Europa, sede durante mucho tiempo del Consejo General del Principado. Un lugar que los amantes de la política y la democracia admirarán, pues concentra toda la historia del país y es un símbolo de la vida civil de un enclave tan particular y autónomo como Andorra.
El puente de París
Aquí encontramos otro de los sitios para visitar en Andorra la Vella que más sorprende a los visitantes. Se trata de una construcción moderna, sobre el río Valira, con dos grandes bolas en lo alto muy características en un conjunto que, con el nombre de la ciudad en letras grandes, es idóneo para que los turistas se hagan la clásica foto de “yo estuve aquí”.
Monumento al inmigrante
Otro de los puntos que más fotos de Instagram generan en Andorra, por su valor simbólico y social. Situado en la plaza del Poble e inaugurado en 2010, es una obra del gallego Antonio Tenreiro que refleja bien la diversidad del enclave, en el que solo el 36% tiene la nacionalidad andorrana.
El reloj blando de Salvador Dalí
Se titula ‘Noblesse du temps’ y se encuentra a escasos metros del puente de París. Otro de los iconos de la ciudad, aunque también es de instalación reciente: 2010.
Paseo por la avinguda Meritxell
Hablamos de la calle principal para ir de compras en Andorra la Vella, la verdadera milla de oro andorrana, la high street para disfrutar entre escaparates. Lo mejor es recorrerla de punta a punto y no dejar de visitar puntos como los Grandes Almacenes Pyrènèes, que desde 1964 es punto de referencia comercial en el Principado. También son de visita obligada The Embassy Store y Gala Perfumerías, en el edificio La Rotonda.
Museos de Andorra la Vella
Escaldes-Engordany es el municipio que se encuentra pegado a Andorra la Vella, por lo tanto se puede ir a pie, hecho que hace que muchos turistas consideren que se trata de la misma ciudad. En ese lugar se encuentra el Centro de Arte Escaldes Engordany, centro cultural que alberga una valiosa colección de maquetas que representan el arte románico, así como una destacada colección de esculturas creadas por Josep Viladomat. Además, cuenta con una sala dedicada a exposiciones temporales que exhibe obras de artistas locales e internacionales, así como muestras relacionadas con la historia y las civilizaciones antiguas.
También merecen una visita el Museo del Tabaco y el Museo del Perfume, más aún si después tenemos pensado ir a algunas de las muchas tiendas especializadas en cosmética de Andorra la Vella, uniendo así cultura y comercio.
¡Ah! Y no te pierdas tampoco la visita a la Casa de la Vall, donde conocerás los secretos del origen de la democracia en Europa, no en vano es el Parlamento más antiguo del continente, constituido en 1419 y que más tarde pasó a casa solariega de una familia pujante de la región.
Consejos para visitar Andorra la Vella
Para disfrutar al máximo de la experiencia de viajar a la capital del Principado de Andorra, tendrás que tener en cuenta cuál es tu prioridad: si la deportiva o si la cultural. Si lo tuyo es el esquí y los deportes de montaña, visitar Andorra la Vella entre noviembre y abril es una opción más que acertada, ya que desde la capital podrás tener acceso, en transporte público o privado, a las principales estaciones de esquí.
Si, por el contrario, estás más interesado en irte de compras y disfrutar de los muchos encantos culturales, así como darte al senderismo y la gastronomía en sus famosas bordas, tu temporada es la que va de Semana Santa al Puente de Todos los Santos.
Dicho esto, no te pierdas el casco antiguo de la ciudad, ten el paladar abierto a la cocina local y, ojo, no olvides llevar tu pasaporte si no eres ciudadano residente en la Unión Europea.
Dónde aparcar en Andorra la Vella
Una de las cuestiones que más interesan a quienes se acercan hasta el Principado es la cuestión de la movilidad, en concreto dónde aparcar en Andorra la Vella gratis. Lo cierto es que aparcar gratis en Andorra es complicado pero no imposible. La mejor manera de hacerlo es dejar el coche en la zona alta, la de Escaldes-Engordany, en calles sin salida y zonas residenciales. Ahí es posible encontrar alguna plaza libre y gratuita, para después acudir a pie a Andorra la Vella, cosa que nos llevará unos quince minutos. Claro que esto debe hacerse en primavera o verano, ya que el paseo en invierno podría ser peligroso si nieva, llueve o la temperatura es baja.
Si se opta por el parking de pago, hay varias áreas de zona azul (ORA) en las que se puede aparcar con relativa facilidad. La tarifa es de 1,20 euros la hora, con un máximo de 5 horas de estacionamiento. También hay varios aparcamientos privados, como el Aparcament Comunal o Parking Vinyes que, unos 1,5 euros la hora, son una opción más que recomendable.
Como puedes comprobar, planes en Andorra no te faltan. Porque hay curiosidades en Andorra para todos los gustos. Como la observación astronómica, el ciclismo o los lagos en Andorra, fuera ya de los límites de su capital.
¡Vive Andorra!